domingo, 29 de diciembre de 2013

Y por último Lorca simplemente enamorado


Vuelvo a Lorca para terminar mi recorrido por una obra que siempre fue encendida y que se remonta a mis conversaciones con mi primer amigo poeta: José Gilar.

Hubo un momento en que España fue lorquiana y se produjo una cierta peregrinación interior para rescatarlo.


Recuerdo que un día defendía la música electrónica de mi generación. De mi instituto había salido un grupo musical de éxito: Los Pekenikes y yo ponía como ejemplo de su melodía una instrumentación llamada "Los cuatro muleros". ¡Pero qué modernidad y qué leches!, dijo mi padre,esa canción es de Garcia Lorca. Y, efectivamente,detrás de aquella música había una letra que hablaba del amor y de la búsqueda.

Los cuatro muleros

De los cuatro muleros
que van al campo,
el de la mula torda,
moreno y alto.

De los cuatro muleros
que van al agua,
el de la mula torda
me roba el alma.

De los cuatro muleros
que van al río,
el de la mula torda
es mi marío.

¿A qué buscas la lumbre
la calle arriba,
si de tu cara sale
la brasa viva?


Hubo un Lorca de pasión y enamorado que escribió "Los sonetos del amor oscuro" poco antes de morir. Desde su "Libro de Poemas" hasta esos sonetos su obra está llena de poemas como éstos que otra gitana apasionada: Lola Flores, recita, acompañada a la guitarra por su marido Antonio González, "El pescailla". Escuchamos: "Es Verdad", "Por el arco de Elvira" y "Soneto de la dulce queja".


Después de que la fecha exacta de su muerte haya sido objeto de una larga polémica, parece definitivamente establecido que Federico García Lorca fue fusilado a las 4:45 h de la madrugada del 18 de agosto, en el camino que va de Viznar a Alfacar. Su cuerpo permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes, junto con el cadáver de un maestro nacional, Dióscoro Galindo, y los de los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados con él. Trescastro presumiría después de haber participado personalmente en los asesinatos, recalcando la homosexualidad de Lorca.. La fosa se encuentra en el paraje de Fuente Grande, en el municipio de Alfacar.

Otro actor español apasionado,amigo de los amigos de Lorca: Buñuel, Dalí, Alberti  y otros de aquella generación magnífica, recita otra muerte,la del torero Ignacio Sánchez Mejía, uno de los amados de Federico. Su poema "La sangre derramada".



Y a pesar de tanta tragedia, allí donde sus controvertidos restos se encuentren, puedo imaginarme un fin de fiesta con Federico donde sus amigos cantan su "Anda jaleo, jaleo".Alba Carmona y Sandra Carrasco, por ejemplo. Ese jaleo que el armó en la poesia en español del siglo 20.



Anda jaleo
Yo me subí a un pino verde
por ver si la divisaba,
y sólo divisé el polvo
del coche que la llevaba.

Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.


En la calle de los muros
mataron a una paloma.
Yo cortaré con mis manos
las flores de su corona.

Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.


No salgas, paloma, al campo,
mira que soy cazador,
y si te tiro y te mato
para mi será el dolor,
para mi será el quebranto.

Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Soy el capitan de mi alma: William Ernest Henley


Interrumpo mi secuencia de post sobre Garcia Lorca. Aún no he terminado de traer la inspiración recibida por él a este blog, pero creo que lo amerita. Estoy conmovido por la muerte de Mandela. Como ya lo he dicho en otros ámbitos, uno de los heroes de mi vida. Su presencia y su historia, no sólo estuvieron relacionados con la Política, curiosamente en él, como me pasó en mi adolescencia con Martin Luther King, también estaba presente la Poesía. Ellos son los dos únicos casos en que esta conexión ha estado viva en mi.

Fue viendo la película "Invictus" que conocí el poema que le daba título. Indagué y supe que era del
poeta inglés del siglo XIX William Ernest Henley. El poema pertenece a su libro "In hospital", escrito el año de su muerte en 1.903.

Henley fue muy amigo de Robert Louis Stevenson, uno de los escritores ingleses que mas me interesan. De hecho el personaje del pirata cojo Long John Silver de "La isla del tesoro" está inspirado en el propio Henley, cojo desde la niñez cuando tuvieron que amputarle una pierna.


                      INVICTUS
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be,
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance,
I have winced but not cried aloud.
Under the bludgeonings of chance,
My head is bloodied but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears,
Looms but the horror of the shade.
And yet the menace of the years,
Finds, and shall find me, unafraid
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate,
I am the captain of my soul.
                 Traducción

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen,
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.



Desde hace tres años utilizo este poema en mis Talleres para coaches que quieren desenvolverse en el mundo de las organizaciones y la política. Lo leemos juntos cuando hablo de nuestro rol de ser nexos con la grandeza que cada ser humano lleva en su interior. ¿Cómo obtener su mejor verso?

Mi homenaje a ambos, Mandela y Henley

jueves, 12 de diciembre de 2013

Una emoción de años después: Juntos Lorca y Amancio Prada

Fueron pasando los años, se debatió sobre la muerte de Lorca en la España postfranquista, cantantes y poetas le cantaron. El teatro se llenó de sus obras. Nunca olvidaré la representación de "Yerma" interpretada por Nuria Espert. Y en un momento se juntaron las voces. Ese cantautor de culto que es para mí Amancio Prada me mostró a un Lorca lleno de melodía y sin acento andaluz. Un monumento a la poesía


Mi soneto favorito de la colección "Sonetos del amor oscuro"

 

Uno de los descubrimientos más recientes fue la interpretación de los poemas escritos en gallego por Federico. Esta interpretación del Poema del adolescente ahogado con la Shica, la amiga cantante de Arantza, es una delicia


 

sábado, 7 de diciembre de 2013

Federico y Granada (2)


Camino por  Granada, Jardines del Generalife, Patios de la Alhambra ¿Quién estoy empezando a ser? ¿Qué iré dejando en el camino? ¿Adónde me llevará este cuaderno que aún está guardado en un cajón de la librería que me ha seguido por mis casas?


Casida VII de La rosa

La Rosa
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.

La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.

La rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
Federico usa una forma poética de la Arabia antigua: La casida, de la que tanto nos habló nuestro profesor de música en el Instituto, aquel hombre divertido: Rafael Benedyto. Esta casida fue bellamente recitada por Chavela Vargas en su último disco "La luna grande" dedicado a Lorca semanas antes de morir


Bares de Granada, el río oscuro y estrecho: el Darro por la Carrera de su nombre.Olores de Granada y ese poema desgarrado dedicado al Camborio: Antonio Torres Heredia

Prendimiento del Camborio


Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.
El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
  Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el poA las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro

          *
  El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
  Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,

ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
  A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.

Por Granada camina un Juan enamorado y en Lorca encuentra las palabbras del amor y de su herida




Amor, amor, que está herido,
herido,
de amor huido.
Herido,
muerto de amor.
Decid a todos que ha sido
el ruiseñor.
Herido,
muerto de amor.

Bisturí de cuatro filos,
garganta rota,
y olvido.
Cógeme la mano, amor,
que vengo muy malherido,
herido,
de amor huido.
Herido,
muerto de amor
 
 

Federico García Lorca:Su poesía gitana (2)

Y después de poner el post sobre el "Romance sonámbulo", Pepico, mi sobrino cantaor, conocido como José Salinas, me envía esta maravilla de puesta en escena del Romance, que no puedo dejar de subir a este blog, aunque sea reiterativo.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Federico y Granada (1)

El momento de mi vinculación definitiva con García Lorca ocurrió en abril de 1.966, aún no cumplía los 16 años y el viaje del Curso 6° de Bachillerato B fue a Granada. Todo el tiempo fuí con un cuaderno bajo el brazo escribiendo al ritmo del Romancero Gitano.Tuve una explosión de Andalucía en las venas.
Una noche nos llevaron a las cuevas del  Sacromonte a vivir el ritual de una de sus zambras y allí llegó a mi alma la experiencia del flamenco que hasta entonces siempre había sido una imposición paterna. El flamenco se convirtió desde ese preciso día en la música que me transportaba a mis orígenes. En la foto de esa noche no aparezco yo, pero sí Angel Villanueva, Luis Valero, Joaquin Gómez Cano, Jesús Pajares Vales, Carlos Acero Benedicto y Amador Fernández Dávila (¿Por qué no se me olvidan estos nombres?) rodeados de tres de las bailaoras que bailaron "la alboreá", "la cachucha" y "la mosca", los ritmos de las bodas gitanas.



Granada y Federico, una aventura que nunca olvidaré, como tampoco el poema "Zorongo"

Zorongo

Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.

Cuando fuiste novio mío,
por la primavera blanca,
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.

La luna es un pozo chico,
las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan,

lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.

que en esta versión de Carmen Linares, una de las mejores cantaoras flamencas es también inolvidable.


Terminó el viaje, fuimos a comprar los regalos para la vuelta al centro de Granada. Allí nos hicimos esta fotografía: Alfredo Díaz Mosquera, Carlos Acero Benedicto, yo, Gabriel Salcedo Durán pensativo, que nos dejó el año pasado y Juan Manuel López Gómez. Terminó el viaje adolescente y empezó otra etapa de mi vida.


Zorongo, zorongo,zorongo



miércoles, 20 de noviembre de 2013

Federico Garcia Lorca: su poesía gitana



La poesía de Federico García Lorca, un andaluz más en mi formación poética, fue un amor a primera vista.

Leí su Romancero Gitano a los 15 años, el ritmo, la sonoridad de las palabras, los colores se me incrustaron en la forma de escribir del principiante. 

Repetía con los ojos entreabiertos:

"Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta. 

Compadre vengo sangrando
desde los puertos de Cabra


-Si yo pudiera, mocito
Este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa"

Todos los poemas del Romancero me dejaron huella, pero quizás por su sonoridad comienzo esta primera nota sobre Federico con su Romance Sonámbulo, que escribió cuando tenía 26 años
 

ROMANCE SONÁMBULO
A Gloria Giner

y a Fernando de los Ríos


Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
              *
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
              *
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
              *
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada. 


              *
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
              *
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.




2 de agosto de 1924
autógrafo

viernes, 1 de noviembre de 2013

Antonio Machado, su verso último

E
Ese momento contado por mi padre: el poeta enfermo, trasladado en ambulancia cruzando la frontera de Francia en la que largas filas de españoles hundidos en la tristeza salían de mi país, se quedó en mi memoria.

Luego supe que en un bolsillo del gabán de Machado, encontraron después de muerto un papel con un solo verso. Y precisamente ese verso es para mí el más conmovedor de su poesía. Lo he musitado muchas veces en mi vida, lo he insertado en escritos.

"Estos días azules y este sol de la infancia"

Una sola linea para describir toda la melancolía.

Después de muerto, también, el franquismo canalla le escupió su trayectoria de maestro expulsándole del cuerpo de catedráticos de Instituto. En 1981 en la España democrática, Federico Mayor Zaragoza lo rehabilitó como nuestra historia requería. Mientras tanto Francia fue su casa de muerte y a Collioure llegaron las cartas de quienes recordaban sus propios días azules, la luz de la infancia oculta en una postguerra fratricida, dolorosa, innecesaria.

Ya Machado había escrito el poema que nos describía como pueblo

 Españolito que vienes al mundo

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


 

Antonio Machado a lo largo de su Poesia

Ya lo he dicho, Antonio Machado nació en Sevilla en 1875 y formó parte de la denominada Generación del 98 de la literatura española. Fue uno de los exponentes de nuestra poesía Modernista, desde que  conoció a Ruben Darío en París y durante un tiempo siguió sus huellas. Fue miembro de número de la Real Academia Española. Algunos de sus libros publicados más importantes fueron "Soledades", "Campos de Castilla" y "La Guerra".

Con el traslado de su abuelo catedrático dejó su Andalucía para irse a Madrid donde estudió en la famosa Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos. Más tarde viajó a París donde residía su hermano mayor Manuel con quien trabajó en obras teatrales.

Soria fue una ciudad importante en su vida y en respuesta es  la ciudad que aún guarda su huella más viva, allí se enamoró de la jovencísima Leonor Izquierdo y se casó con ella cuando ésta tenía 15 años, cinco años más tarde ella contrajo una tuberculosis y murió.  El poeta se quedó profundamente deprimido y pidió su traslado a Baeza, donde conoció a Federico García Lorca. En  Soria escribió sus poemas castellanos y fue abandonando el modernismo para ir acuñando su propio estilo.

Un segundo amor,más literario, llegó más tarde cuando se enamoró de Pilar, una mujer casada a la que dedicó su poesía amorosa con el nombre de Guiomar.

"Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás"

Aquí están algunos de los poemas que estuvieron presentes en mi escritura de aprendiz de poeta.

Anoche cuando dormía


Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón




La musicalización de Joan Manuel Serrat y el impacto que tuvo en otros cantantes y músiscos puso a Machado en el conocimiento popular. Algunas versiones como la de Camarón de la Isla de "La saeta" son memorables.




LA SAETA


¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Encuentro un vídeo de "Retrato", otro de los grandes poemas de Machado, en el que recuerda su infancia en Sevilla desde la paz soriana, cantado por Serrat en el Teatro Monumental de Santiago de Chile en 1.969 antes del elocuente rechazo que hizo a la dictadura pinochetista y que lo alejó de Chile hasta el año 1.990 cuando regresó la democracia y cantó en el simbólico Estadio Nacional.




RETRATO


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


 Machado tomó claro partido por la España Republicana, como hicieron los principales escritores e intelectuales de España. Desde esa compañera cercanía en las letras y en las ideas escribió a la muerte de su amigo Federico.

En los últimos momentos de la guerra desde Barcelona (donde también estaba mi padre), Antonio Machado, ya enfermo, cruzó en ambulancia a Francia camino del destierro donde al mes de Febrero de 1.939 falleció en Collioure, uno de los lugares de culto para los jóvenes literarios de mi generación

EL CRIMEN FUE EN GRANADA


1. El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
¿sangre en la frente y plomo en las entrañas?
... Que fue en Granada el crimen
sabed ¡pobre Granada!, en su Granada.


2. El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
¡Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque! yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

3.

Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!



Probablemente sus versos más conocidos son las estrofas de "Proverbios y Cantares" de su libro "Campos de Castilla" que Serrat incluyó en su canción "Cantares" incorporando tres estrofas propias y que se conoce popularmente por "Caminante no hay camino", con él cierro esta segunda nota machadiana.

CAMINANTE NO HAY CAMINO


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

 
.

jueves, 31 de octubre de 2013

Antonio Machado - Recuerdo Infantil






Uno de los poemas que encontré también en mis primeros libros de texto fue el "Recuerdo infantil" de Antonio Machado. Las primeras lecturas no lo convirtieron en una experiencia poética especial, aunque reconozco que me producía una desazón imaginarme aburrido, yo que nunca lo estuve. Aburrido mirando por una ventana empañada en la que con el dedo abría un espacio para ver pasar, lenta, la tarde.

Recuerdo infantil

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.




Fue después, años más tarde cuando, ese tercer verso del poema apareció ante mí como una belleza interpretable:
"Los colegiales estudian. Monotonía".

 La posibilidad de seguir la puntuación y quedarse detenido en ese silencio de los colegiales sumergios en la lectura de su libro en la sala de clase, o no seguirla e imaginarlos estudiando una triste asignatura de la vida: la monotonía.
Así este tercer andaluz poeta subió a mis preferencias desde una cierta mirada reverencial, a él mi padre no le llamaba Federico, o Rafael, o Pablo. Él era Don Antonio Machado, su hermano, sin embargo era Manuel, otro poeta sevillano que no alcanzó la fama, pero que tiene versos notables.

Volveré a los Machado y su presencia en la formación de mi conciencia poética.


lunes, 28 de octubre de 2013

Amancio Prada canta a Juan Ramón Jiménez



Amancio Prada, mi cantautor favorito canta a Juan Ramón Jiménez, Amancio será otro camino que seguiré en este blog para llegar a los poetas de mi vida.Ya su voz, en sí misma,  está llena de poesía.

viernes, 25 de octubre de 2013

Juan Ramón Jiménez



El siguiente encuentro fue con otro andaluz, Juan Ramón Jiménez (Moguer -Huelva), tal vez el que más influyera en la gran generación de poetas del 27. Fue el tercer premio Nobel de Literatura concedido a un español, después de José de Echegaray en 1.904 y  Jacinto Benavente en 1.922, hubieron de pasar 34 años para que se lo otorgaran a Juan Ramón en 1.956. El jurado quiso reconocer su trayectoria y muy especialmente su obra "Platero y yo"


"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro." Así empieza "Platero y yo" el libro-cuento de prosa poética con el que dormí a mis hijos en su niñez, el que compre a Laura cuando estaba aún en el vientre de su madre (mi hija).

Dos de sus poemas me impresionaron tempranamente.Aquí los traigo. Luego llegarían otros.


El viaje definitivo

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando



YO NO SOY YO

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.


Asocio a Juan Ramón Jiménez con las tardes estudiando en la Biblioteca Nacional a mis 14 años y descubriendo en los libros que de otra maner no hubiera podido leer una forma distinta de escribir. Lo asocio a las conversaciones en Jumilla con mi amigo José Gilar. Él me habló de Zenobia Camprubí, la esposa del poeta, del gran amor que ambos vivieron y del trabajo de Zenobia como traductora al español de Rabindranath Tagore y así Tagore entró también en mi vida.

domingo, 20 de octubre de 2013

Bécquer en la voz de Paco Ibáñez: Volverán las oscuras golondrinas

Uno de los cantautores que más escuché en esa adolescencia comprometida con la poesía y la política fue Paco Ibáñez. De él esta versión cantada por muchos otros de "Volverán las oscuras golondrinas".


A él recurriré para visitar a otros poetas españoles a quienes musicó cuando era llamado "la voz libre de España"

sábado, 19 de octubre de 2013

Las Rimas una etapa necesaria

La pubertad estuvo llena de golondrinas que prometían volver.

El primer poeta que entró en mi mundo lírico, apareció cuando mi edad alcanzaba las dos cifras. Dejaron de ser poemas sueltos para fijarme en una obra completa y un autor que representó el romanticismo que inundó mi vida.

Me refiero a Gustavo Adolfo Bécquer, el sevillano que se convirtió en leyenda. Su imagen está presente en algunos de los jardines más bellos que he paseado, el de la Fuente del Berro de Madrid que fue mi lugar favorito entre los 15 y los 17 años


y el Parque de María Luisa en Sevilla


Aquí está uno de los mejores documentales hechos sobre la  vida del poeta, después de que entre 1965-66 TVE emitiera una serie con gran éxito en el que se rendía memoria a su vida y a su muerte


Estas son las Rimas que preferí cuando era becqueriano. Tal vez hoy eligiese otras. Entre ellas la Rima 52 cuyo primer verso me sirvió de inicio para una de mis primeras colecciones de poesias adolescentes.

RIMA IV

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
        habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
        palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
        de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
        perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
        ¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
        las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
        que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
        no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
        ¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
        sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
        a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
        batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
        ¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
        los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
        al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
        dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
        ¡habrá poesía!


RIMA VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
        veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
        que sabe arrancarlas!
—¡Ay! —pensé—; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».



RIMA XVII

Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...
        ¡Hoy creo en Dios!

RIMA XXI

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú

RIMA XXIII

[A ella. No sé...]

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!


RIMA XXIX

La bocca mi baciò tutto tremante.
Dante, Commedia, Inf., V., 136.


Sobre la falda tenía
    el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
    sus rizos negros;
no veíamos letras
    ninguno creo;
mas guardábamos ambos
    hondo silencio.
¿Cuánto duró?  Ni aun entonces
    pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
    más que el aliento,
que apresurado escapaba
    del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
    los dos a un tiempo,
y nuestros ojos se hallaron
    ¡y sonó un beso!
                      *
Creación de Dante era el libro;
    era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos,
    yo dije trémulo:
—¿Comprendes ya que un poema
    cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
    —¡Ya lo comprendo!

RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

 
RIMA XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
        ¿sabes tú adónde va?

RIMA XLII

Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias

RIMA LI

De lo poco de vida que me resta
diera con gusto los mejores años,
        por saber lo que a otros
        de mí has hablado.
  Y esta vida mortal, y de la eterna
lo que me toque, si me toca algo,
        por saber lo que a solas
        de mí has pensado

RIMA LII  

 Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
        ¡llevadme con vosotras!
  Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
        ¡llevadme con vosotras!
  Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
        ¡llevadme con vosotras!
  Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
        con mi dolor a solas!





RIMA LIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
        jugando llamarán.
  Pero aquellas que el  vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
        ¡esas... no volverán!
  Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
        sus flores se abrirán.
  Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
        ¡esas... no volverán!
  Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
        tal vez despertará.
  Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
        ¡así... no te querrán!


autógrafo


domingo, 13 de octubre de 2013

El embargo


En la clase de Lengua Española solían hacerme leer las poesías de la Enciclopedia Alvarez. Parece ser que le ponía entonación.

Recuerdo varías de ellas, pero tal vez la primera que me hizo sentir fue la de un poeta no tan notable, ni conocido: José María Gabriel y Galán. (1870-1905)

Maestro y agricultor salmantino,vivió en Extremadura y escribió alguno de sus poemas en una especie de dialecto que llamaban "castúo"y se hablaba en la Alta Extremadura. En la enciclopedia venía el poema "El embargo" y al leer su final una pena me cerraba el pecho. Decía así: "que esas mantas tienen sudor de su cuerpo y me huelen, me huelen a ella, cada vez que las huelo"


EL POEMA:

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…
Si venís antiayel a afligila 

sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero: 

lo he gastao en comías pa ella 

y en boticas que no le sirvieron; 

y eso que me quea, 

porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando, 

ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico, 

y esas jocis clavás en el techo, 

y esa segureja 

y ese cacho e liendro…
¡Jerramientas, que no quedi una! 

¿Ya pa qué las quiero? 

Si tuviá que ganalo pa ella, 

¡cualisquiá me quitaba a mí eso! 

Pero ya no quio vel esi sacho, 

ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos 

es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto: 

la camita ondi yo la he querío 

cuando dambos estábamos güenos; 

la camita ondi yo la he cuidiau, 

la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo 

y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao 

de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu, 

todu, menus eso, 

que esas mantas tienin 

suol de su cuerpo… 

¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…

 Hoy este poema antiguo puede resonar en una España de embargos y dolores. Aquí queda.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Me basta así

Si hoy fuera un día cualquiera y me pidieran leer un solo poema y ante mis protestas no encontrara manera alguna de convencerla o convercerle que no se puede resumir la poesía de mi vida en un solo poema, terminaría yendo al mueble cuyos anaqueles están dedicados solo al verso y tomaría el libro "Palabra sobre palabra" de Angel González, el poeta asturiano, muerto en el 2.008 y leería "Me basta así",  con la voz llena de emociones



Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
                                entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
                    Oigo
constelaciones: existes.
                        Creo en ti.
                                    Eres.
                                          Me basta).