viernes, 2 de enero de 2015

Genaración del 27 (10) Las Diferencias: Federico y Rafael


De ambos he hablado ya en esta inmersión en la Generación del 27, pero en el manuscrito de 1.967 vuelvo a ellos con bastante fascinación, tal vez atraído por el primer reconocimiento de mis raices andaluzas. Sigo copiando lo escrito entonces cuando creía que entre ellos existió una gran amistad, cuando los veía mas cercanos por sus posiciones ante lo que pasó en aquel nefasto 1.936 en el que estalló la guerra civil en España o más bien por lo que los creadores de leyendas se encargaron de contar.



"García Lorca

Dejemos a parte su teatro. La máxima producción lírica de Lorca la encontramos en la poesía neo popular, utiliza el metro corto y la estrofa de la seguidilla, la copla, el romancillo y el romance mezclando frases de la expresión coloquial campesina y metáforas de gran audacia.

Es una poesía popular en apariencia y culta en el fondo. A través de sus poemas se advierte una tremenda y dramática humanidad. Es esa Andalucía que sentimos cuando oímos a la guitarra sonar por soleares. Ese grito de la carcelera que sale al exterior lleno de presagios. El martinete que expresa la ilusión muerta en el alma del herrero que golpea sobre el yunque.

Jaca negra, luna grande y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba.

La canción popular de Lorca tiene la nota afilada del puñal de un gitano que podemos encontrar dirigido hacia el pecho en cualquier momento.

Federico aprende en Granada ese trágico sentir de las cosas. El amor imposible, el presentimiento de la muerte, el terror nocturno, el puñal asesino, las luchas fratricidas.

Ángeles negros traían pañuelos y agua de nieve. Ángeles con grandes alas de navajas de Albacete. Juan Antonio el de Montilla rueda muerto la pendiente, su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes.

Lorca también se incorpora al superrealismo y deja de cantar el dolor de Andalucía para cantar el dolor universal. El tránsito lo marca su libro “Poeta en Nueva York”

Rafael Alberti

Es para mí el máximo exponente vivo (recuérdese que este es un escrito de1.967) de esta generación. Su primer libro se publica en 1924 y entra ya apartado un poco de la poesía pura. Se distinguen en él tres etapas: popularismo, gongorismo y superrealismo.

Junto con Lorca cantan los dos a Andalucía lo que ocasiona ciertas desavenencias entre ellos por esta concurrencia en el estilo. Hoy objetivamente, después de haber leído cuatro o cinco libros de cada uno, encontramos un abismo entre la poesía blanca y azul de Rafael y la poesía trágica mezclada de presentimiento de Federico.

“Alas en las zapatillas. Céfiros en las hombreras, canario de las barreras, vuelas con las banderillas, campanillas te nacen en las chorreras ¡que salero! ¡cójeme torillo fiero!”

Comparados los dos las identificamos como una copla que surge de un grupo de muchachos con la Andalucía metida en sangre. Rafael corre delante del toro, despreocupado, sabiendo que ha de llegar primero. Federico corre mirando hacia atrás, temiendo que uno de los pitones le atraviese el cuerpo, como si alguien le fuese augurando al oído su terrible asesinato.

“Los ángeles muertos, buscad, buscadlos debajo de esa gota de cera que sepulta la palabra de un libro o de la firma de uno de esos rincones de cartas que trae rodando el polvo. Cerca del casco perdido de una botella, de una suela extraviada en la nieve, de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio”

Este libro de “Sobre los ángeles” es una clara muestra del superrealismo. El poeta denomina caprichosamente ángeles a las fuerzas oscuras que siente latir en su subconsciente o cree percibir en algunas partes, pero siempre luchando por su espíritu."


Cuando regresó Rafael Alberti a España tuve la ocasión de escucharle recitar en los mítines políticos que inauguraron la apertura de la transición democrática. Su voz de sonsonete a veces quitaba brillo a la belleza de sus propios versos, pero quedó la fuerza de poemas que se hicieron canción como esta que interpreta Rosa León.