lunes, 29 de septiembre de 2014

La generación del 27 (7) Pedro Salinas




Pedro Salinas fue, es, mi preferido de los poetas castellanos de la Generación del 27, me acercó desde una perspectiva no becqueriana a la poesía de amor.

¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas».

autógrafo

 Volviendo a mi escrito de abril 1.967 allí decía: 


" Pedro Salinas conduce su preparación intelectual a un plano menos riguroso, se puede considerar el paladín de la poesía pura. Lo que caracteriza a su poesía es el sentimiento del amor. Este sentimiento lo plasma perfectamente en “La voz a ti debida” (1934). El título procede de un verso de Garcilaso  más con la lengua muerta y fría en la boca pienso mover la voz a ti debida”.


Este es uno de sus poemas que prefiero:

  Para vivir no quiero
                  islas, palacios, torres.
                  ¡Qué alegría más alta:
                  vivir en los pronombres!
                  Quítate ya los trajes,
                  las señas, los retratos;
                  yo no te quiero así,
                  disfrazada de otra,
                  hija siempre de algo.
                  Te quiero pura, libre,
                  irreductible: tú.
                  Sé que cuando te llame
                  entre todas las gentes
                  del mundo,
                  sólo tú serás tú.
                  Y cuando me preguntes
                  quién es el que te llama,
                  el que te quiere suya,
                  enterraré los nombres,
                  los rótulos, la historia.
                  Iré rompiendo todo
                  lo que encima me echaron
                  desde antes de nacer.
                  Y vuelto ya al anónimo
                  eterno del desnudo,
                  de la piedra, del mundo,
                  te diré:
                  “Yo te quiero, soy yo”.

Hay aquí una frase significativa que define gran parte de su poesía amorosa ¡Que alegría más alta, vivir en los pronombres! Y es que Salinas nos cuenta del amor sin dar nombres al amante y a la amada; somos tú, yo, y si  esos pronombres los amplificamos seremos nosotros, nosotras; hay una vida ciertamente en los pronombres. 

Es esta una muestra del subjetivismo mal atribuido que antes defendía. El poeta, tal vez, tiene miedo de individualizar el amor, de abstractizarlo (¿De dónde saqué esta palabra? ¿Cómo no la corrigió mi profesor?) , pero yo pienso que no es miedo, es un deseo de cantar al amor y no a un amor. 

"¡Ay, cómo quisiera ser
vidrio, o estofa o madera
que conserva su color
aquí, su perfume aquí,
y nació a tres mil kilómetros!
Ser
la materia que te gusta,
que tocas todos los días
y que ves ya sin mirar
a tu alrededor, las cosas
-collar, frasco, seda antigua-
que cuando tú echas de menos
preguntas: "¡Ay!, ¿dónde está?"

La amada no existe, el poeta la conoce sin duda, pero de quien está enamorado es de la que él ha inventado; la criatura perfecta que hay detrás de la mujer que tiene ante sí. 

Como en la poesía neoplatónica Salinas crea en su mente un ideal y expresa el ansia dolorosa por encontrarlo a través de la amada que está junto a él y para la que es todo entrega."

Muchos años más tarde me reencontré con la poesía de Salinas. De eso escribiré en mi siguiente entrada.

viernes, 19 de septiembre de 2014

La generación del 27 (6) Jorge Guillén


No siempre nos influye sólo lo que nos gusta más. Jorge Guillén era demasiado serio para mi, que ya era un adolescente serio, pero a la vez cuando leí "Cántico" sentí un optimismo silencioso

  PERFECCIÓN

Queda curvo el firmamento,
Compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
Del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa,
A un sol en cénit sujeta.
Y tanto se da el presente
Que al pie caminante siente
La integridad del planeta.

autógrafo



Sí, Jorge Guillén era uno de los integrantes castellanos de la "Generación del 27",  había nacido en Valladolid y representa la serenidad y la nostalgia. Esto lo digo hoy a mis 64 años pero quiero volver al texto del joven que aún no cumplía los 17

 "Las diferencias

 Vamos a tratar ahora de exponer levemente la diferencia de cada uno de ellos (los poetas) en cuanto a lo que representan en la poesía. Para ello voy a referirme  a los seis poetas: Guillén, Salinas, Gerardo Diego, Alberti,  Aleixandre y Lorca, pertenecientes los tres primeros al grupo castellano y los tres últimos al grupo andaluz que consiguen su plena consagración antes de la Guerra Civil,  ya que Dámaso Alonso lo consigue después con sus “Hijos de la Ira”.

La primera diferencia se puede establecer entre los dos grupos, el grupo castellano es más intelectualista, el andaluz posee la gracia y la intuición lírica.

"Jorge Guillén
Representa el predominio de lo intelectual, la misma tendencia que representa Paul Valery. Escribe una poesía que ofrezca una dificultad intelectual para que se haga un esfuerzo para comprenderla. Su libro crucial es “Cántico”. Vamos a analizarlo a través de sus propios versos.

(El alma vuelve al cuerpo,
Se dirige a los ojos
Y choca.) —¡Luz! Me invade
Todo mi ser. ¡Asombro!

Intacto aún, enorme,
Rodea el tiempo. Ruidos
Irrumpen. ¡Cómo saltan
Sobre los amarillos

Todavía no agudos
De un sol hecho ternura
De rayo alboreado
Para estancia difusa,

Mientras van presentándose
Todas las consistencias
Que al disponerse en cosas
Me limitan, me centran!

La idea central es la alegría, el cántico de la hermosa realidad del mundo existente. Gira todo armónicamente y el poeta se siente centro de todo, núcleo de la naturaleza.

¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.

Aquí, ante una conciencia de eternidad y universalidad salta de júbilo, ya que ha descubierto que cualquier objeto – un modesto sillón por ejemplo- es una clave para comprender la unidad del mundo y la hermosura y la perfección de lo creado."

Esto escribí entonces, creo que aunque Guillén estaba exiliado y daba clases en distintas partes del mundo, ese optimismo me parecía inadecuado cuando España aún conservaba el dolor en las esquinas de su larga postguerra. Hoy no lo veo así: el optimismo es un don que tiene cabida en todos los momentos de la vida.

En 1.977 le otorgaron el Premio Cervantes creado el año anterior, ya en el reinado de Juan Carlos I (muerto Franco) siendo los primeros en recibirlo, en 1.976, ex aequo su compañero de generación Gerardo Diego y Jorge Luis Borges.

Mas tarde aún y después de morir su rostro fue estampilla de correos, quizás franqueando sobres que contenían cartas de esperanza.

En 1963 en la tercera parte de su obra "Clamor" incluyó este soneto de perfectos endecasílabos y rima consonante que parte de una cita de Quevedo

ARS VIVIENDI
Presentes sucesiones de difuntos
Quevedo


Pasa el tiempo y suspiro porque paso,
aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta,
y no con el reloj, su marcha lenta
—nunca es la mía— bajo el cielo raso. 

Calculo, sé, suspiro —no soy caso
de excepción— y a esta altura, los setenta,
mi afán del día no se desalienta,
a pesar de ser frágil lo que amaso. 

Ay, Dios mío, me sé mortal de veras.
Pero mortalidad no es el instante
que al fin me privará de mi corriente. 

Estas horas no son las postrimeras,
y mientras haya vida por delante,
serás mis sucesiones de viviente.


Ay, Dios mío, me sé mortal de veras. A veces ha de pasar mucho tiempo para que nos demos cuenta. Jorge Guillén murio en Málaga en 1.984 a los 91 años.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Nicanor Parra: cien años


Hay un buen motivo para volver a interrumpir el relato cronológico de mi acercamiento a la poesía. Otra vez la interrupción como constante de la vida y el arte.Hoy el antipoeta chileno Nicanor Parra cumple cien años. Nicanor un ícono que descubrí muchos años después de casi todo, mucho después que a Neruda, Huidobro, Gabriela Mistral, mucho después que a Violeta.

Hoy Chile es un país en homenaje y el poema elegido es:

EL HOMBRE IMAGINARIO


El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario
Brindo por este hombre distinto que a mi hija Arantza le recuerda en sus maneras a su abuelo (mi padre) con uno de sus primeros poemas que me capturaron: sus "Coplas del vino". Después de su lectura quedé contagiado de la necesidad de beber el buen Rioja en azucenas o copihues: "El vino puede tomarse/ En lata, cristal o greda/ Pero es mejor en copihue/ En fucsia o en azucena"
COPLAS DEL VINO
 
Nervioso, pero sin duelo
A toda la concurrencia
Por la mala voz suplico
Perdón y condescendencia.
Con mi cara de ataúd
Y mis mariposas viejas
Yo también me hago presente
En esta solemne fiesta.
¿Hay algo, pregunto yo
Más noble que una botella
De vino bien conversado
Entre dos almas gemelas?
El vino tiene un poder
Que admira y que desconcierta
Transmuta la nieve en fuego
Y al fuego lo vuelve piedra.

El vino es todo, es el mar
Las botas de veinte leguas
La alfombra mágica, el sol
El loro de siete lenguas.

Algunos toman por sed
Otros por olvidar deudas
Y yo por ver lagartijas
Y sapos en las estrellas.
El hombre que no se bebe
Su copa sanguinolenta
No puede ser, creo yo
Cristiano de buena cepa.
El vino puede tomarse
En lata, cristal o greda
Pero es mejor en copihue
En fucsia o en azucena.
El pobre toma su trago
Para compensar las deudas
Que no se pueden pagar
Con lágrimas ni con huelgas.
Si me dieran a elegir
Entre diamantes y perlas
Yo elegiría un racimo
De uvas blancas y negras.
El ciego con una copa
Ve chispas y ve centellas
Y el cojo de nacimiento
Se pone a bailar la cueca.
El vino cuando se bebe
Con inspiración sincera
Sólo puede compararse
Al beso de una doncella.
Por todo lo cual levanto
Mi copa al sol de la noche
Y bebo el vino sagrado
Que hermana los corazones.

Feliz cumpleaños DonNicanor y gracias por estar vivo con ese desparpajo y la mirada perdida que vuelve de una pizarra de escuela, la pizarra en la que escribimos nuestra vida.