2. Las influencias
El Modernismo lleno de sonoridad y colorido produce una poesía dirigida a las minorías.
La "Generación del 27"lógicamente no se libra de este influjo inicial, sin embargo, en su momento cumbre busca todo lo contrario: es un canto, un grito que el poeta quiere lanzar a sus hermanos.
Por eso el influjo de Rubén Darío no es realmente notable,está tamizado por Juan Ramón Jiménez y los Hermanos Machado, quienes para ser propias integridades poéticas han tenido que alejarse de Rubén, un alejamiento que no es más que avanzar al encuentro con Gustavo Adolfo Bécquer.
Cualquier poeta actual (1967) se encuentra mucho más cerca de Bécquer que de Rubén, por tanto en él comienza nuestro camino recto hacia entender a este grupo del 27.
La influencia tiene su segunda fuente en los Machado. Os extrañará, tal vez, que integre a Manuel, casi siempre considerado como secundario. Antonio Machado es denso, sombrío, con la inacabable mirada que surge de su verso y ahonda en nuestro espíritu como un garfio de plata. Manuel es, sin embargo, gracioso, gorgojeante. Su verso revolotea juvenilmente como una mariposa que se fuera a posar en la naricilla de un niño. En su ritmo se encuentra, al menos para mí el antecedente de la gracia de Alberti o Lorca.
Por último Juan Ramón Jiménez es la estación grandiosa que va a influir notablemente en esta generación. Es el maestro.
He encontrado unos versos de Lorca donde se palpa fácilmente la misma música, el soniquete de "Diario de Poeta y Mar" de Juan Ramón.
Escribe Lorca:
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde, que te quiero verde.
Verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Juan Ramón escribe
Ojos gris, mechón de oro,
rostro florido y moreno.
La mujer canta en la puerta,
vida de los marineros,
El hombre siempre en la mar
y el corazón en el viento.
Fijémosnos en los últimos versos: "El barco sobre la mar y el caballo en la montaña", "El hombre siempre en el mar y el corazón en el viento", veremos claramente el undísono que fluye de los dos y el paralelo de su construcción."
Eso escribia el joven estudiante Juan Vera. El de ahora, ya no joven, pero sí estudiante, traigo otra versión del Romance Sonámbulo de García Lorca, el "verde, que te quiero verde" para despedir esta entrada. Un bello dúo entre Ana Belén y Manzanita.