Ya lo he dicho, Antonio Machado nació en Sevilla en 1875 y formó parte de la denominada Generación del 98 de la literatura española. Fue uno de los exponentes de nuestra poesía Modernista, desde que conoció a Ruben Darío en Parísy durante un tiempo siguió sus huellas. Fue miembro de número de la Real Academia Española. Algunos
de sus libros publicados más importantes fueron "Soledades", "Campos de
Castilla" y "La Guerra".
Con el traslado de su abuelo catedrático dejó su Andalucía para irse a Madrid donde estudió en la famosa Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos. Más tarde viajó a París donde residía su hermano mayor Manuel con quien trabajó en obras teatrales.
Soria fue una ciudad importante en su vida y en respuesta es la ciudad que aún guarda su huella más viva, allí se enamoró de la jovencísima Leonor Izquierdo y se casó con ella cuando ésta tenía 15 años, cinco años más tarde ella contrajo una tuberculosis y murió. El poeta se quedó profundamente deprimido y pidió su traslado a Baeza, donde conoció a Federico García Lorca. En Soria escribió sus poemas castellanos y fue abandonando el modernismo para ir acuñando su propio estilo.
Un segundo amor,más literario, llegó más tarde cuando se enamoró de Pilar, una mujer casada a la que dedicó su poesía amorosa con el nombre de Guiomar.
"Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás"
Aquí están algunos de los poemas que estuvieron presentes en mi escritura de aprendiz de poeta.
Anoche cuando dormía
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón
La musicalización de Joan Manuel Serrat y el impacto que tuvo en otros cantantes y músiscos puso a Machado en el conocimiento popular. Algunas versiones como la de Camarón de la Isla de "La saeta" son memorables.
LA SAETA
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Encuentro un vídeo de "Retrato", otro de los grandes poemas de Machado, en el que recuerda su infancia en Sevilla desde la paz soriana, cantado por Serrat en el Teatro Monumental de Santiago de Chile en 1.969 antes del elocuente rechazo que hizo a la dictadura pinochetista y que lo alejó de Chile hasta el año 1.990 cuando regresó la democracia y cantó en el simbólico Estadio Nacional.
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas
de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Machado tomó claro partido por la España Republicana, como hicieron los principales escritores e intelectuales de España. Desde esa compañera cercanía en las letras y en las ideas escribió a la muerte de su amigo Federico.
En los últimos momentos de la guerra desde Barcelona (donde también estaba mi padre), AntonioMachado, ya enfermo, cruzó en ambulancia a Francia camino del destierro donde al mes de Febrero de 1.939 falleció en Collioure, uno de los lugares de culto para los jóvenes literarios de mi generación
EL CRIMEN FUE EN GRANADA
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
¿sangre en la frente y plomo en las entrañas?
... Que fue en Granada el crimen
sabed ¡pobre Granada!, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
¡Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque! yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Probablemente sus versos más conocidos son las estrofas de "Proverbios y Cantares" de su libro "Campos de Castilla" que Serrat incluyó en su canción "Cantares" incorporando tres estrofas propias y que se conoce popularmente por "Caminante no hay camino", con él cierro esta segunda nota machadiana.